Silencio

                  SILENCIO, mi primera vez.



En la quietud del silencio, se puedee escuchar
mejor la natualeza de la  belleza que nos rodea
Me costo mucho tomar esa decisión, me decía no puedo son muchos días y pensaba en todas las circunstancias que me rodeaban y hacían que no pudiera ser, y a cada uno de esos impedimentos surgía una respuesta, una solución, hasta que ya no quedo ninguna traba logística y me pregunte ¿y por que no?, y fue entonces que me di cuenta realmente de por que no. No porque me daba miedo de tomar otro camino, no porque me daba miedo de encontrarme con la negativa de mi familia, no porque yo había aprendido que las cosas eran de una manera y tenían ya una forma y esto era salirse de esa manera y de esa forma, no porque me daba miedo lo que pasaría después, no porque………, pero quería hacerlo, quería hacerlo y armándome de valor, lo hice. Lo hice, y mereció la pena pues allí la conocí.
Allí la conocí.
Empezare por el principio, yo no soy una persona muy habladora pero dos días antes de retirarme en el silencio…. , lastima del que se cruzara en mi camino, hablaba hasta por los codos. Luego me di cuenta que eran los nervios ante una experiencia nueva, sobre la que no tenia referencias de personas conocidas, para mí era toda una aventura, y lo fue, pues allí la conocí.


Allí la conocí.
Un lugar modesto, sencillo, comida sencilla y……. Silencio, de las muchas cosas que aprendí en esos cinco días, una de las primeras fue que yo no soy menganita de tal y tú fulanita de cual, que estudiamos esto o aquello, que trabajamos en este o aquel sitio, que no somos lo que hacemos, que no somos lo que tenemos, que sencillamente Soy, sencillamente Eres. El darnos cuenta de lo identificados que estamos con los títulos adquiridos a lo largo del tiempo y con el trabajo que nos ocupa ahora hace que nos demos cuenta de lo colmados de prejuicios que estamos y que nos impiden ver mas allá de la etiqueta que ponemos, nos impide ver a la persona que hay detrás de todo eso, o mejor dicho, delante. Quedándonos con la etiqueta y perdiéndonos la esencia de la que cada ser humano es poseedor por el hecho de Ser.

Veintiséis personas en la sala, no hay albañiles, médicos, maestros, o administrativos, no hay desempleados, ni abogados, ni jardineros o enfermeros, allí estábamos veintiséis personas, veintiséis seres, no veintiséis "hacerse”. E importaba poco o mejor dicho nada lo que esas personas hubieran estudiado o hecho en su pasado, a lo que se dedicaban en el presente o cuales eran sus proyectos de futuro. Lo realmente importante en ese momento y en cada uno de los vividos a lo largo de este espacio de tiempo es que estas.

La sensación era estupenda, estábamos veintiséis personas, éramos veintiséis personas, sin etiquetas, todo iguales, todos igual de personas, ni más ni menos, ni mejor ni peor, TODOS IGUALES, sin nada que aparentar, sin nada que ocultar, tal cual. Lo realmente importante es que eres.

El desprenderte de la carga de la competitividad hace que te des cuenta de cuanto pesa, y de cuanta carga innecesaria portamos.


Allí la conocí.
Era un sentimiento real, no eran fantasías sobre un futuro mejor, ni en otro lugar o con otras circunstancias, no era eso. Era un sentimiento de profundo amor por los tuyos, aceptando, sin querer cambiar nada de nadie, era un sentimiento real de amor a la vida, un gran sentimiento de gratitud hacia la vida.

No me acompaña siempre, a menudo se me olvida dejándome llevar por los viejos y conocidos patrones de comportamiento personal y social tan arraigados y dañinos, teniendo que volver a parar, a escuchar.

Allí la encontré

Nunca antes me había sentido en este estado de bienestar tan satisfactorio, o puede que sí pero de manera fugaz y efímera. Una mañana me vi en el espejo y no reconocía ese brillo en mis ojos, me dije: pero bueno si no he llorado, si no tengo lagrimas en mis ojos, que les pasa?, era felicidad, no, no solo era felicidad, era algo mas, yo ya había vivido momentos de felicidad y no era solo eso, era algo mas, era un sentimiento nuevo, mas grande, mas real, mas profundo, que no me llegaba desde fuera sino que nacía de dentro, una sensación que no reconocía, era un estado al que no sabia poner nombre; dentro de mi mente racional buscaba una palabra.

Allí la encontré

Allí la conocí, pero no es allí donde esta, allí es donde la encontré. La encontré en el silencio de mi mente, que permitió que se dieran las conversaciones con mi alma. Allí es donde la encontré y aquí en mi interior (corazón, alma, yo interior, llámale como quieras) es donde está. Allí es donde la conocí y es la DICHA DE VIVIR.


Esta fue mi primer retiro en el silencio, el primer retiro hacia mi interior mas profundo y fue realmente satisfactorio, esta fue mi experiencia, vive la tuya sin expectativas pues estas te distraen haciendo que te pierdas tu propia experiencia. No quiera vivir la mía, vive la tuya que posiblemente no será tan placentera (o lo será mas) pero será tu vivencia y nadie la puede sentir por ti, no te la pierdas con falsas ilusiones y juiciosas decepciones. Ven a vivir el momento.
Las siguientes no fueron tan gratificantes, hubo momentos de paz, y tranquilidad pero también momentos de tremendo aburrimiento, de apatía y de tristeza, momentos en los que me preguntaba que estaba haciendo allí y pensaba “tremenda perdida de tiempo”…. pero cuando estos días pasan, entonces sé lo que estaba haciendo allí.


Sales recompuesta, todo tu ser se ha reorganizado, tu cuerpo ha descansado, tus pensamientos y sentimientos se han limpiado, tu energía y entusiasmo han resurgido, la paz y la tranquilidad se han instaurado. Y todo esto queda y permanece en todo tu ser, en todas y cada una de tus células, en tus en tus pensamientos, en tus actos, en tu forma de respirar y hasta de caminar, queda. Y aunque al ir pasando el tiempo va perdiendo fuerza estas sensaciones (que nunca desaparecen del todo, pues siempre algo queda) tengo la certeza de que lo puedo recuperar, de que lo voy a recuperar volviendo a ese espacio de silencio que me permite conectar conmigo misma y con la vida, que me permite regenerar el entusiasmo y la alegría de vivir.
Solo tienes que estar, solo tienes que ser.

                                                                              
                                                                                                  Clotilde Mª García